Fobia Social
En el trastorno de ansiedad social el temor principal se centra en la evaluación negativa por parte de los demás cuando se está en una situación social: hablar con desconocidos, una reunión, hablar con alguien que nos gusta o a quien le tenemos respeto, etc. En esos momentos, nuestra mayor preocupación es que la otra u otras personas valoren negativamente nuestra actuación, ya sea por nuestra propia actuación, que no fue como esperábamos, porque presentemos síntomas de ansiedad, como el rubor facial, sudoración o temblor de voz o de manos, entre otros.
Cuando alguien se expone a situaciones sociales tan preocupado por cómo va a ser percibido y evaluado, experimenta niveles de ansiedad que son desproporcionados para la situación en cuestión. Cuando el temor y la ansiedad o la evitación de situaciones sociales son persistentes y afectan de modo importante a la vida diaria de la persona podemos pensar en un trastorno de ansiedad social o fobia social.
Este problema puede ocasionar que la persona permanezca alejada por completo de las situaciones temidas, evitando experimentar la ansiedad tan desagradable, pero limitando cada vez más sus vida personal, social o laboral, y ocurriendo desafortunadamente aquello que temía que sucediese: aislamiento, insatisfacción e infelicidad, a la vez que la ansiedad puede ir aumentando, junto al sentimiento de “no soy capaz de vencerla”. En estos casos, una de las mejores decisiones que puede tomar la persona es buscar ayuda psicológica. Es muy poco común que este tipo de problema remita sin la ayuda apropiada porque suele ser resistente al simple paso del tiempo, y en algunos casos aprenden a lidiar con ciertas situaciones adaptándose a los altos niveles de ansiedad.
Las dimensiones que más comúnmente se encuentran afectadas son:
1) Interacción con desconocidos.
2) Interacción con el sexo opuesto.
3) Expresión adecuada de molestia, desagrado o enfado.
4) Quedar en evidencia/Hacer el ridículo.
5) Hablar en público o interaccionar con personas de autoridad.
En un programa de tratamiento para la ansiedad social, la incorporación tanto de técnicas tradicionales de la terapia cognitivo-conductual como estrategias de las terapias de tercera generación presentan un panorama bastante optimista con relación al tratamiento y a los resultados.